domingo, 4 de noviembre de 2007

Página 2

muy sobrado de parné, decidí únicamente refrescarme la cara y el pelo. Su frío contacto me hizo estremecer, pegué un tirón a la toalla y el toallero acabo por escapar de su prisión, para hacerse añicos contra el suelo. Lo que faltaba, éramos pocos y parió la abuela, menuda bronca me espera, que si no sabes cuidar lo que es tuyo, que de donde iba a sacar ella otro igual, que si patatín, total a descontar del mísero sueldo. En fin lo recogería más tarde. Tenía cosas más apremiantes que hacer, como por ejemplo, desayunar.

Me vestí rápido y salí a la calle, dentro de poco tendría que llevar la ropa a lavar, pero de momento sobraba. Avancé con un rumbo fijo, el bar de Luis, siempre abierto a estas horas.

Las manzanas pasaban rápidamente, pero cada día me costaba más llegar, el reuma me estaba matando poco a poco y yo ni siquiera lo sabía.

El médico me lo advertía muchas veces, Pero yo siempre me reía de él, si tengo que morir moriré, pero no dejaré de hacer ciertas cosas, no señor, si no la vida no sería lo que es ahora, una maldita basura.

Por fin apareció ante mis ojos la puerta de cristal y la persiana de plástico desvencijada colgando detrás de ella, la propaganda de refrescos y cervezas acababa de completar el espectáculo, las pegatinas viejas y ajadas por el tiempo impedían la visión más allá del cristal, el típico cartel de

No hay comentarios: